sábado, 10 de febrero de 2007

DE LIMOSNA, DISLOCACIONES NOMINALES Y OTRAS PRACTICAS DE MISERICORDIA

POR GUSTAVO H MARTÍNEZ



Sin ahondar en el problema del lenguaje, importante es tener en cuenta que, dada su naturaleza cultural, éste ha tenido a lo largo de la historia innumerables alteraciones en las que el sentido de las palabras, dependiendo de la región y su situación cultural, es interpretado, en ocasiones en modo peyorativo, tal es el caso del vocablo limosna, mismo que en la actualidad, es utilizado en sentido coloquial para designar aquella donación -generalmente monetaria- que es aportada en actitud no propiamente caritativa, asimismo, limosnear, lleva consigo la connotación despectiva por calificarse culturalmente como un acto deshonroso.

Paradójicamente la definición nominal del término (limosna) encierra un carácter virtuoso, razón por la cual, la liturgia y la enseñanza de la Iglesia la ha utilizado a lo largo de varios siglos, rescatando así el sentido etimológico extraído de la enseñanza de la Sagrada Escritura.

Limosna -del latín eleemosy̆na y a su vez del griego elemosyne (ἐλεημοσύνη)- significa –misericordia- compasión o piedad[1]; en el Nuevo Testamento, se vincula con una actitud de misericordia; además, traduce al hebreo sedaqa que significa justicia[2].

Ahora bien, retomando la cuestión lingüística no sobra reiterar que debido a que su interpretación actual tiene carácter despreciativo, ya en la actualidad el término es poco utilizado en las comunidades parroquiales que han adoptado el término colecta, sobre todo en las celebraciones litúrgicas, como sinónimo, el cuál, aún cuando también es utilizado en el Nuevo Testamento (por lo menos escasas veces) en relación con la caridad, en sentido nominal (colecta) significa tan solo reunir.

La limosna, es junto a la oración y el ayuno, además una de las prácticas fundamentales de los judíos, misma que es también, no sólo practicada por Jesús[3], sino explícitamente exigida.[4] Las alusiones bíblicas en éste sentido son diversa, subrayando que es dirigida al padre que ve lo secreto y realizada en secreto[5]. El Catecismo de la Iglesia Católica recuerda además que es un modo de penitencia interior y explica que “expresa la conversión con relación a los demás”, así como el ayuno la expresa en relación con sigo mismo y la oración (en relación) con Dios[6]; dichas prácticas son en conjunto, sugeridas por la Iglesia de modo especial -en el calendario litúrgico- en el tiempo de cuaresma. Otro punto que exalta el Catecismo al referirse al término (limosna) es el que tiene que ver con las fuentes de la moralidad, recordando que si alguien persigue un fin malo, un acto, como dar limosna, que en sí mismo es bueno, “se convertirse en malo”[7].

Ahora bien, las observaciones mencionadas no resultan absurdas en tanto que esclareciendo el significado de la palabra pueden ofrecer elementos al lector que le permitan acoger de modo más fiel el mensaje, en éste sentido, no es la palabra, sino el marco contextual bíblico y de la –interpretación y- enseñanza del Magisterio de la Iglesia.





[1] Cfr. PABON S. DE URBINA, JOSÉ M.,Vox, Diccionario Manual griego-español, Editorial Bibliograf S. A.,17ª Ed., Barcelona 1989 pp.194
[2]Cfr. LÉON-DUFOUR, Xavier, Diccionario del Nuevo Testamento, Ediciones Cristiandad, S.L.,1ª Ed., Madrid 1977, pp. 284 ss.
[3] Cfr. Jn. 13, 29.
[4] Cfr. Lc.12, 33.
[5] Cfr. Mt. 6, 1-6.
[6] Cfr. CATICA1434
[7] Cfr. CATICA 1753

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